El Museo del Deporte Dominicano es un edificio vacío, sin presupuesto, con algunas piezas dispersas, un solo empleado.
La falta de voluntad política para su puesta en operación lo ha convertido en un elefante blanco desde su misma inauguración, la madrugada del 16 de agosto de 2012.
Aunque fue concebido con la idea de rescatar la historia del deporte dominicano que está en cada hogar de destacados deportistas del país, al día de hoy, de nada ha servido la inversión de 175 millones de pesos que el Estado Dominicano hizo en esta estructura, para resguardar allí piezas que son testimonios de las grandes hazañas de deportistas dominicanos.
José Bienvenido Peguero Hernández, designado al frente del Museo, no hace otra cosa que asistir religiosamente de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. Es el único empleado de esta estructura de cinco niveles.
Peguero, un acucioso historiador deportivo, debe hacer la limpieza y cualesquier otra tarea en este establecimiento, aunque ocasionalmente pide la ayuda de una que otra persona del Ministerio de Deportes para realizar limpieza.
Redactores de El Deporte de LISTÍN DIARIO fueron testigos de que el propio Peguero realiza la tarea de limpiar hasta la batería de baños de la instalación. Se pudo ver que este se quita la chaqueta y en camisa con corbata “se faja” a realizar la limpieza de la batería de baños que mantiene en buen estado.
El museo
El Museo del Deporte Dominicano es una edificación de cinco niveles, incluyendo un sótano diseñado para que allí operen las oficinas. Pero es en el primer nivel donde Peguero tiene un escritorio y piezas, fotografías, afiches, libros, revistas, folletos y barner dispersos por doquier.
Es aquí donde Peguero recibe decenas de escolares que visitan el lugar en busca de información que muchas veces no satisfacen sus requerimientos por la falta de material.
“Tengo que hacer un esfuerzo para darles las informaciones que los estudiantes vienen buscando por aquí”, dice Peguero, quien echa mano a libros y folletos de donde busca material para satisfacer los reclamos de los escolares.
Hay días que recibe entre 80 y 150 estudiantes de primaria, intermedia y pre universitarios.
Los estudiantes se interesan por la historia del Centro Olímpico, la historia del deporte dominicano, origen del Ministerio de Deportes, semblanzas de deportistas, especialmente de los inmortales y glorias del deporte, historia del Comité Olímpico Dominicano y de federaciones, entre otros temas.
A partir del primer nivel hay salones para la disposición de piezas, y en cada uno de los niveles hay salones para actividades, cuartos para el tratamiento de piezas, dos ascensores, y un área para cafetería en la parte exterior. Todas sus áreas están climatizadas.
El edificio del Museo del Deporte Dominicano cumple con los requerimientos para funcionar, pero tras siete años, tres meses y tres días de su inauguración, el estado Dominicano a través del Ministerio de Deportes no ha sido capaz de ponerlo a funcionar.
“Debo decir que he conversado en varias oportunidades con Danilo (Díaz). Él me ha citado y me ha escuchado para ver cómo se pone a funcionar”, confiesa Peguero, sin embargo, el museo no ha podido operar.
El Ministro Díaz ha recibido ofertas para la formación de un Patronato para poner el Museo a funcionar, pero no se ha podido.El asunto es la falta de recursos, confiesa Peguero
Peguero tiene la esperanza de que para el próximo año 2020 se haga realidad su apertura. “Sé que espera el presupuesto de 2020. Pienso que hay una partida destinada para el museo”, afirma Peguero, pero de eso no está seguro.
Peguero, quien fue designado como “Coordinador General”, una especie de Director desde el 19 de agosto de 2012, no tiene personal y por eso tiene que hacer todo lo que allí se requiere. Desde mensajero, limpieza, celador de las piezas y persona que recibe a los visitantes, aunque oficialmente no está abierto al público.
La idea de presentar al público piezas históricas del deporte dominicano, como son medallas, trofeos, útiles deportivos, uniformes, zapatillas y muchas otras piezas que han sido usadas por renombradas figuras del deporte dominicano y que hablan de sus hazañas.
Peguero cita figuras de la talla de Juan Marichal, Pedro Martínez, Osvaldo Virgil, Alberto Torre de la Mota, Pedro Julio Nolasco, Félix Sánchez, Fausto Ceja Rodríguez y muchos otros más que ellos o sus familiares “tienen piezas de mucho valor y que con el tiempo, muchas veces se pierden”.
“Esas son cosas que debemos tener aquí, para eso fue hecha esta edificación, para conservar la memoria histórica de la República Dominicana que hoy está en poder de cada deportista o de su familia”, afirma Peguero, quien no pierde la esperanza de que algún día esto sea una realidad.
Hay una tarea pendiente para hacer realidad esa aspiración: “Convocar a las glorias del deporte dominicano, incluyendo los inmortales o sus familiares, en caso de los fallecidos, a que donen piezas de las hazañas que les hicieron famosos”.
“Esa convocatoria le corresponde al Ministro (de Deportes) de turno”, opina Peguero, quien reitera que primero hay que crear las condiciones en la edificación donde ni siquiera hay un estante ni ningún otro equipamiento para presentar las piezas.
El Coordinador General del Museo del Deporte Dominicano está consciente de que “la historia del deporte dominicano está dispersa”, lo que reitera a cada instante durante el recorrido por las diferentes áreas del edificio.
La operatividad del museo dependerá de entre 50 y 60 personas para ponerlo a funcionar como demanda una estructura de esta magnitud.