No todo está perdido, aún existen personas con valores, así pensé en voz alta justo en el momento que compartía un helado junto a una amiga en un centro comercial en la tarde de este viernes.
Solo esperábamos terminar de comer el helado para marcharnos, pues ya habíamos dado muchas vueltas en varias tiendas comprando algunos detalles navideños para decorar mi hogar.
Gracias a Dios decidimos sentarnos cerca de donde compramos el helado, pues por suerte el joven de la heladería pudo alcanzarnos a ver y se acercó a nosotras para preguntarme por mi tarjeta con la que había pagado, pues sorpresa mía, es ahí cuando me doy cuenta de que al pagar había olvidado mi tarjeta que aunque es de débito, pasa sin ponerle contraseña.
Ufff que alivio sentí cuando este joven me devolvió mi tarjeta, pues si él hubiera sido un chico sin valores y sin un mínimo de honestidad pues no la devuelve y la hubiese usado, aunque no tiene mucho dinero, si tiene algo de peso para desenvolverme hasta que llegue el pago, pues falta un buen poco para que mi cuenta nómina reciba el pago correspondiente a mi trabajo.
Si el joven no se acerca hubiera llegado a mi casa y para nada me doy cuenta de que no tengo mi tarjeta y entonces hubiese sido bien desagradable para mi y un problema, el ver estado buscando mi tarjeta para usarla o sacar algún dinero y no encontrarla, y más frustrante revisar la cuenta y encontrarla en cero.
Pido un fuerte aplauso para el Joven Ariel Jiménez, empleado del Helado Bón, que por su buena acción merece ser resaltado.
Se qué hay muchas personas honestas como deshonestas, pero en este caso le agradezco bastante su gesto de honestidad. Dios lo bendiga y le multiplique sus buenas acciones.
Por: Brenda Guerrero
