Por: Eduardo López
Pixar ha vuelto a conmover a audiencias de todo el mundo con el estreno de ‘IntensaMente 2 (90%)’, la secuela de la aclamada película de 2015. En esta nueva entrega, Riley Andersen, ahora de 13 años, enfrenta los desafíos de la adolescencia y la pubertad, acompañada por sus emociones personificadas. Pero, ¿qué tan precisa es la representación de estos cambios emocionales desde un punto de vista psicológico? Una experta ofreció su opinión.
Una evolución emocional acorde a la ciencia
Lisa Damour, psicóloga clínica y autora del libro ‘The Emotional Lives Of Teenagers’, fue una de las consultoras científicas para ‘IntensaMente 2’. Damour destaca que la película no solo refleja el crecimiento de Riley, sino también el avance en la comprensión científica de las emociones. «En la primera película, se hablaba de emociones básicas universales. Ahora identificamos al menos 20 emociones que podemos distinguir fácilmente», comenta Damour a NPR. Esta evolución se refleja en la introducción de cuatro nuevas emociones en la mente de Riley: ansiedad, envidia, vergüenza y abulia.
Representación precisa de la pubertad
Damour elogió la precisión con la que ‘IntensaMente 2’ retrata la pubertad. La película muestra cómo Riley despierta un día y, de repente, sus emociones se intensifican, lo que refleja un proceso neurológico real. «La llegada de la pubertad desencadena una serie de eventos neurológicos que hacen que las emociones sean mucho más intensas», explica Damour. Este fenómeno, conocido como «cerebro desgarbado», implica que las emociones se actualizan antes que los sistemas que mantienen la perspectiva, creando un desequilibrio temporal en la respuesta emocional de los adolescentes.
La ansiedad como protagonista
En ‘IntensaMente 2’, la emoción de la ansiedad, interpretada por Maya Hawke, juega un papel central. Inicialmente concebida como una antagonista, la ansiedad fue gradualmente retratada como una parte integral y valiosa del equipo emocional de Riley. Damour explica que esta decisión es fiel a la visión psicológica moderna, que ve la ansiedad como una emoción protectora y natural, siempre que se mantenga dentro de ciertos límites.
La película también aborda la experiencia de los ataques de pánico de manera realista. Durante un momento crucial en un partido de hockey, Riley sufre un ataque de pánico, representado con una precisión que Damour describe como «sorprendentemente exacta». La escena muestra cómo Riley utiliza técnicas de «anclaje», como tocar objetos, para superar el ataque, una estrategia comúnmente recomendada por los terapeutas.
Un mensaje de esperanza y comprensión
El trabajo de Damour con Pixar comenzó en mayo de 2020, en pleno auge de la pandemia, un periodo que ha exacerbado las preocupaciones sobre la salud mental de los adolescentes. Damour subraya la importancia de la película para normalizar las emociones intensas y los desafíos de la adolescencia. «La adolescencia es inherentemente desafiante, y las emociones incómodas no son motivo de preocupación por sí solas. Son naturales, protectoras y valiosas», concluye Damour.