Por: RAF CASERT, LORNE COOK AND SAMUEL PETREQUIN
BRUSELAS (AP) — Los partidos de ultraderecha remecieron a los poderes tradicionales en la Unión Europea con grandes avances en el Parlamento Europeo y asestaron una derrota especialmente humillante al presidente de Francia, Emmanuel Macron, que convocó elecciones legislativas anticipadas.
Algunos conteos continuaban el lunes, aunque el resultado mostraba un claro giro a la derecha en la composición de la cámara europea de 27 naciones. La primera ministra italiana Giorgia Meloni, consiguió más del doble de escaños de los que tenía antes en la asamblea europea. Y aunque sus candidatos se vieron envueltos en un escándalo, el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) consiguió suficientes eurodiputados como para sobrepasar a los socialdemócratas del canciller alemán, Olaf Scholz.
Al percibir una amenaza desde la ultraderecha, los democristianos liderados por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya habían virado a la derecha en asuntos migratorios y climáticos antes de los comicios, y se vieron recompensados al mantenerse como el grupo más grande con diferencia en el Parlamento Europeo de 720 puestos, lo que en la práctica les daba el control sobre los crecientes poderes de la cámara legislativa.
Pero el auge de los partidos nacionalistas y populistas en toda Europa haría mucho más difícil para la asamblea aprobar leyes en cuestiones como cambio climático o política agraria durante los cinco próximos años.
La estrella de la noche electoral era sin duda la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, que dominó los comicios franceses hasta tal punto que Macron disolvió de inmediato el parlamento nacional y pidió nuevas elecciones a partir de este mes. Era un alto riesgo político dado que su partido podría perder más fuerza, complicando el resto de su mandato presidencial que termina en 2027.
Le Pen aceptó encantada el desafío. “Estamos listos para reconducir el país, listos para defender los intereses de los franceses, listos para poner fin a la inmigración masiva”, dijo, repitiendo los temas de campaña de muchos líderes de ultraderecha en otros países, que celebraban victorias considerables.
Su Agrupación Nacional obtuvo el 30% de los votos, en torno al doble que el partido centrista proeuropeo de Macron, que se estimaba obtendría menos del 15%.
Macron reconoció la derrota. “He oído su mensaje, sus preocupaciones, y no los dejaré sin respuesta”, dijo, añadiendo que convocar elecciones anticipadas no hacía más que reforzar su historial democrático.
En Alemania, el país más poblado de la UE, las estimaciones indicaban que los escándalos no habían disuadido a los votantes de AfD, que obtuvo un 16,5% de apoyos, en comparación con el 11% de 2019. En comparación, los resultados combinados de los tres partidos en la coalición de gobierno alemana apenas superó el 30%.
El partido socialdemócrata de Scholz, que lidera el gobierno, quedó humillado por el segundo puesto de Alternativa por Alemania. “Tras todas las profecías catastróficas, tras el aluvión de las últimas semanas, somos la segunda fuerza más fuerte”, dijo con entusiasmo la líder de AfD, Alice Weidel.
En general, en toda la UE, dos grupos tradicionales y proeuropeos, los democristianos y los socialistas, dominaron las votaciones que concluyeron el domingo. Los avances de la ultraderecha llegaron a expensas de los Verdes, que esperaban perder unos 20 escaños y quedar en sexta posición en la cámara. El grupo pronegocios de Macron, Renovar, también perdió mucho terreno.
Tras flirtear durante la campaña con la idea de trabajar con un grupo político más a la derecha, Von der Leyen se ofreció el domingo a formar una coalición con los socialdemócratas, que en su mayoría se mantuvieron en las elecciones, y con los liberales pronegocios.
“Somos de lejos el partido más fuerte. Somos el pilar de la estabilidad”, dijo Von der Leyen. En un comentario sobre el auge de la ultraderecha y el buen resultado de la ultraizquierda, añadió que el resultado traía “una gran estabilidad para los partidos en el centro. Todos tenemos interés en la estabilidad y todos queremos una Europa fuerte y eficaz”.
Los resultados provisionales mostraban que los democristianos tendrían 189 eurodiputados, 13 más que antes, los Socialdemócratas 134, cuatro menos, y Renovar 83, 19 menos que antes. Los Verdes cayeron a 53, con 18 parlamentarios menos.
Alemania, un bastión tradicional de los ambientalistas, era un ejemplo del varapalo a los Verdes, que se esperaba pasaran del 20% de votos al 12%. Se esperaba que el movimiento perdiera también en Francia y otros lugares, una derrota que bien podría tener un impacto en el cambio de políticas climáticas de la UE, que siguen siendo las más progresistas del mundo.
Estaba previsto que los eurodiputados de alto nivel celebraran reuniones el lunes para ver qué alianzas podrían formarse. Una clave de cara al funcionamiento de la asamblea es si los partidos de ultraderecha forman un bloque lo bastante fuerte para desafiar a los grandes partidos proeuropeos.
Las elecciones llegaron en un momento difícil para la confianza de los votantes en un bloque de unos 450 millones de habitantes. En los últimos cinco años, la UE se ha visto remecida por la pandemia del coronavirus, un declive económico y una crisis energética impulsada por la guerra de Rusia en Ucrania. Pero a menudo, la campaña se centró en asuntos nacionales en lugar de en intereses europeos más amplios.
Desde las elecciones anteriores de la UE en 2019, los partidos populistas o de ultraderecha lideran los gobiernos en tres países —Hungría, Eslovaquia e Italia— y forman parte de coaliciones de gobierno en otros, como Suecia, Finlandia y, pronto, Holanda.