Puede componer canciones, escribir libros e incluso ganar a un buen jugador al ajedrez. Por eso, una de las inquietudes respecto a la inteligencia artificial (IA) es si acabará siendo más creativa que los humanos. La IA no puede generar ideas fundamentalmente nuevas por sí sola, según un artículo publicado en ScienceDirect. De lo que sí es capaz es de ayudar a los humanos a hacerlo catalizando la creatividad humana.
“Si bien tecnologías como GPT-4 se caracterizan por ser inteligencias artificiales creativas y generativas, su desarrollo aún está en ciernes y, al menos de momento, su capacidad de creatividad no está al nivel de un equipo de personas creativo, tan solo lo complementa. Por eso, en entornos laborales, la creatividad sigue siendo una capacidad muy valorada”, explica Enrique Baleriola, profesor de Psicología Social del Trabajo y las Organizaciones de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Para Baleriola, “esta habilidad es y será demandada especialmente por aquellas empresas que estén en un momento de inicio o de crecimiento, o que necesiten modificar sus procesos y formas de trabajo para ganar eficiencia o diferenciarse”.
Según el experto, en los ámbitos donde las últimas innovaciones tecnológicas están calando más intensamente es donde la creatividad puede mantener y salvar puestos de trabajo. “Especialmente en un ambiente laboral y profesional tan dinámico como el actual, y aunque no esté relacionada explícita o directamente con las habilidades o los conocimientos de muchos puestos laborales, sí es una de esas metahabilidades o soft skills más apreciadas“, explica.
La razón es que la creatividad aporta novedad. Y esta novedad, aplicada a los problemas y sus soluciones, a nuevas fórmulas, protocolos o formas de trabajo, a nuevos productos y diseños, es lo que aporta valor en los puestos de trabajo. “Habla de otras características que las empresas suelen buscar: una marca o posicionamiento propio y diferente a los de la competencia, nuevas tendencias, la innovación en los productos o servicios ofrecidos, salir de la zona de confort, anticiparse a posibles retos o problemas…”, indica el profesor de la UOC. “Esto fomenta una mentalidad de equipo más abierta y flexible con el cambio y con la adaptación, lo cual es totalmente necesario en la actualidad”, añade.
¿Qué es la creatividad?
Pero ¿qué se entiende por creatividad? Según el profesor de la UOC, no tiene que ver exclusivamente con la idea canónica de ser una persona con muchas ideas o muy artística, sino también con la capacidad para resolver aspectos más rutinarios o no tan dados a explorar ideas nuevas desde cero. Por ejemplo, la capacidad de buscar soluciones nuevas a problemas emergentes o de establecer nuevas formas de llevar a cabo el trabajo ya establecido.
Desde la neurociencia, la creatividad se define como la habilidad que tiene el cerebro para producir un trabajo o un producto que sea nuevo, es decir, original y único, y que además sea útil dentro de un contexto social. Algo crucial en la cultura, la ciencia, la educación… Pero también puede ser clave en el ámbito económico o industrial, señala Diego Redolar, director del grado de Psicología e investigador principal del grupo Cognitive NeuroLab de la UOC. “Las personas creativas se caracterizan por su fluidez de ideas, por la originalidad y la novedad de estas ideas, y también por su capacidad de tener un pensamiento flexible. Hay diferentes pruebas que intentan medir en las personas la creatividad teniendo en cuenta todos estos aspectos”, señala.
¿Cómo surge la creatividad?
La neurociencia ha medido la creatividad a través de la electroencelografía (EEG), con electrodos que miden los ritmos cerebrales. “Las neuronas trabajan utilizando diferentes ritmos. Es como si hubiera una orquesta en la que las neuronas serían los músicos, y el director de orquesta, aquel que los dirige. A veces los músicos pueden tocar al unísono, que es cuando hablamos de una gran sincronización. Hay un patrón cerebral que se llama delta, en el que hay mucha sincronización. Otras veces los músicos pueden tocar instrumentos cuando quieren, sin hacer caso al director de orquesta, que es lo que sucede cuando hablamos de una gran desincronización, que sería un patrón beta. Lo que se ha visto es que la actividad cerebral durante la creatividad parece estar relacionada con un tipo de actividad que es la llamada alfa“, explica Redolar.
Con estudios de neuroimagen se ha comprobado que la creatividad está relacionada con un aumento de actividad en diferentes regiones cerebrales. Una de esas regiones es la corteza prefrontal. Concretamente, se ha observado un aumento de actividad en la corteza prefrontal dorsolateral izquierda y en la corteza prefrontal ventrolateral derecha. “La actividad aumenta en estas regiones a la hora de resolver problemas o buscar las ideas más adecuadas para solucionar determinadas situaciones en las cuales las ideas nuevas y creativas son las únicas que solventan ese tipo de situaciones”, señala el investigador de la UOC. “Esto no es extraño, porque esa corteza prefrontal está involucrada en otros procesos cognitivos como la flexibilidad cognitiva, la atención, el procesamiento de la información semántica o la memoria de trabajo, y todas estas funciones desempeñan un papel crucial en la creatividad”, añade.
Además, desde un punto de vista neuroquímico, la creatividad se relaciona con diferentes sistemas de neurotransmisión. En concreto, hay tres sistemas de neurotransmisión implicados: el de la serotonina, el de la dopamina y el de la noradrenalina y la adrenalina.
La persona creativa, ¿nace o se hace?
El estudio La creatividad en España destaca que uno de cada tres españoles afirma que creativo se nace, mientras que seis de cada diez consideran que la creatividad es una mezcla de aptitudes innatas y lo que se ha ido aprendiendo a lo largo de la vida. La opinión de la ciencia es que, aunque hay algunos genes que podrían estar involucrados en la creatividad, “lo más importante es la interacción entre la genética, el ambiente y diferentes factores epigenéticos que podrían complicar un poco más esa relación”, explica Diego Redolar.
Tanto es así que la creatividad se puede fomentar. Incluso dentro de la empresa. Para Enrique Baleriola, la mejor forma de hacerlo es contar con un equipo que la apoye y la fomente, es decir, tener recursos y posibilidades de desarrollo creativos que no recaigan exclusivamente en la persona que debe ser creativa o mejorar su creatividad. “Por ejemplo, fomentando espacios de diálogo y reflexión abierta, ofreciendo formaciones en técnicas de pensamiento creativo o promoviendo una cultura organizacional que premie la innovación, pese al posible aumento de pequeños fracasos o a ir más lento en los procesos debido a la implementación de nuevas formas de hacer las cosas”, sostiene.
Fuente: TyN Magazine