BY STEVE PEOPLES
NUEVA YORK (AP) — Nikki Haley suspenderá su campaña presidencial el miércoles tras sufrir una rotunda derrota en varios puntos del país en el Supermartes, según personas conocedoras de su decisión, lo que dejará a Donald Trump como el último aspirante importante a la candidatura republicana para la presidencia en 2024.
Tres personas con conocimiento directo, que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a comentar de forma pública, confirmaron la decisión de Haley antes de un anuncio oficial previsto para el miércoles por la mañana.
Haley no tiene previsto apoyar a Trump en su mensaje, según las personas informadas de sus planes. En lugar de eso, instará al expresidente a buscar el apoyo de la coalición de republicanos moderados y votantes independientes que la apoyaron.
Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, fue la primera rival significativa de Trump cuando se sumó a la contienda en febrero de 2023. En la etapa final de su campaña advirtió de forma agresiva al Partido Republicano que no se alineara con Trump, que según dijo está demasiado consumido por el caos y los agravios personales como para derrotar al actual presidente, Joe Biden, en las elecciones generales.
La salida de Haley allana el camino a Trump para centrarse en su probable repetición del duelo con Biden en noviembre. El expresidente va camino de conseguir los 1.215 delegados necesarios para obtener la candidatura republicana este mes.
La derrota de Haley era un doloroso pero predecible golpe para los votantes, donantes y miembros del Partido Republicano que se oponen a Trump y su combativa marca política de “Hagamos Estados Unidos grande de nuevo”. Era especialmente popular entre votantes moderados y con educación universitaria, dos grupos que probablemente jugarán un papel crucial en las elecciones generales. No está claro si Trump, que hace poco declaró que los donantes de Haley quedarían vetados de forma permanente en su movimiento, puede llegar a unificar a un partido con profundas divisiones.
Haley abandona la campaña por las presidenciales de 2024 tras hacer historia como la primera mujer en ganar unas primarias republicanas. Derrotó a Trump en el Distrito de Columbia el domingo y en Vermont el martes.
Había insistido en que se mantendría en la pugna hasta el Supermartes y recorrió el país haciendo campaña en estados que celebraban primarias republicanas. Al final no pudo trastocar el avance arrollador de Trump hacia su tercera candidatura republicana.
Los aliados de Haley señalaron que ya había superado las expectativas de la mayoría al llegar tan lejos.
En un principio descartó presentarse contra Trump en 2024. Pero después cambió de opinión y comenzó su campaña tres meses después que él, con argumentos como los problemas económicos del país y la necesidad de un “cambio generacional”. Haley, de 52 años, pidió más tarde que se hicieran pruebas de competencia a los políticos mayores de 75 años, una alusión tanto a Trump, que tiene 77 años, como a Biden, de 81 años.
Su candidatura tardó en recabar donantes y apoyos, pero finalmente resistió más que todos sus otros rivales del partido, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el ex vicepresidente Mike Pence y el senador Tim Scott, también de Carolina del Sur y al que nombró para el Senado en 2012. Y el dinero fluyó hasta el final. Su campaña recaudó más de 12 millones de dólares sólo en febrero.
Se ganó a muchos donantes republicanos, votantes independientes y el llamado bando de “Nunca Trump”, aunque afirmó los procesos penales contra el magnate tenían motivaciones políticas y prometió que si llegaba a presidenta, le indultaría si era condenado en una corte federal.
Conforme se consolidó la lista de aspirantes, Haley y DeSantis pelearon en las primeras votaciones por el segundo puesto a gran distancia de Trump. Ambos se atacaron en debates, anuncios y entrevistas, a menudo de forma más directa que a Trump.
Haley tardó en criticar directamente a su antiguo jefe.
Mientras hacía campaña en los primeros estados en votar, elogió a menudo algunos de los logros de Trump en política exterior, pero poco a poco fue incluyendo más críticas en sus discursos. Alegó que al centrarse en el comercio con China, el exmandatario ignoró amenazas de seguridad que planteaba un importante rival estadounidense. Advirtió que debilitar el apoyo a Ucrania no haría más que “animar” a China a invadir Taiwán, un punto de vista que compartían varios de sus rivales republicanos, aunque muchos votantes republicanos se preguntaban si Estados Unidos deberían enviar ayuda a Ucrania.
En noviembre, Haley —una contable que había recalcado la eficiencia de gasto de su campaña— logró el apoyo de la influyente rama política de la red Koch. AFP Action hizo una intensa campaña en los primeros estados en votar para ayudar a Haley a derrotar a Trump.
Después de que DeSantis abandonara la campaña tras la victoria récord de Trump en los caucus de Iowa, Haley confiaba en que los votantes de Nueva Hampshire la apoyaran en gran número para evitar que el expresidente regresara a la Casa Blanca.
Sin embargo, perdió Nueva Hampshire y después se negó a participar en las asambleas partidarias de Nevada con el argumento de que las normas del estado favorecían mucho a Trump. En lugar de eso se presentó a las primarias del estado, que no otorgaban delegados para la candidatura. Aun así quedó segunda, por detrás de la opción “ninguno de estos candidatos”, que ofrece el estado a los votantes descontentos con sus opciones y que utilizaron muchos partidarios de Trump para expresarle su rechazo.
Pese a sus esperanzas de ganar en Carolina del Sur, que la eligió dos veces como gobernadora, perdió allí por 20 puntos y en Michigan tres días después por 40. La plataforma AFP Action de los hermanos Koch anunció tras la derrota en Carolina del Sur que dejaría de organizar para su campaña.
Pero al permanecer en la campaña, Haley recabó suficiente apoyo de votantes suburbanos y con educación universitaria para recalcar la aparente debilidad de Trump con esos grupos.
Haley ha dejado claro que no quiere servir como vicepresidenta de Trump ni presentarse en una tercera candidatura organizada por el grupo No Labels. Abandona la campaña con una posición reforzada a nivel nacional que podría ayudarla en un intento futuro de optar a la presidencia.
En los últimos días retiró su promesa de apoyar al que acabe recibiendo la candidatura republicana, que se había exigido a los participantes en debates del partido.
“Creo que tomaré la decisión que quiera tomar”, dijo en el programa de NBC “Meet the Press”.