El expresidente Hipólito Mejía recibió hoy el reconocimiento del Senado de la República Dominicana, por su trayectoria sus aportes al desarrollo económico, institucional y social del país, en un acto en el que estuvo el presidente de la República, Luis Abinader y presidido por el ingeniero Eduardo Estrella, presidente del organismo legislativo.
Al hablar el acto, celebrado en el salón de la Asamblea Nacional, el exmandatario resaltó que su vida profesional, familiar y de ciudadano está cimentada en los valores adquiridos de sus progenitores, de la escuela de los sacerdotes jesuitas del Loyola y su cercanía con líderes como José Francisco Peña Gómez y Don Antonio Guzmán.
“Fueron esas enseñanzas las que contribuyeron a definir lo que significa ser leal, solidario, honrado, tolerante, veraz y justo. Mi amor por el trabajo y por el mundo rural se sustentan en esos valores”.
En su discurso de gracias por el reconocimiento, Mejía resaltó sus aportes como profesional de la agropecuaria, como gremialista de la Asociación de Profesionales Agropecuarios, Anpa, como funcionario público y como dirigente político.
Al referirse a su queridísimo compañero y amigo doctor José Francisco Peña Gómez, a quien ya conocía desde sus años como estudiante en el Instituto Politécnico Loyola, señaló que a su lado, tuvo la oportunidad de hacer vida partidaria y agudizar mi visión política, viajar por todo el país en tareas organizativas, visitar numerosos países ubicados en diferentes latitudes, participar en eventos donde se debatían ideas y paradigmas sobre la democracia, y nutrirme de las ideas suyas y de muchos otros líderes de renombre internacional.
Destacó que en el país no es bien conocido el interés que el doctor Peña Gómez tenía por el mundo rural, especialmente por los temas vinculados al medio ambiente y los recursos naturales. “Lo cierto es que él estudió esos temas, y aprendió de lo que observó en los países visitados, particularmente en Europa y Asia”,dijo.
Insistió en la necesidad del fortalecimiento de la institucionalidad del Estado como forme de afianzar el proceso de desarrollo pleno de la República.
“En mi opinión, dijo, cada presidente de la república tiene el derecho a cultivar su estilo propio de relacionarse con el mundo rural. Pero es deseable, sin embargo, que al hacerlo no se vulnere la capacidad de las instituciones para cumplir sus roles respectivos. Los gobernantes pasan, las instituciones quedan”.
Añadió: “También quiero destacar la impostergable necesidad de fortalecer la capacitación de una nueva generación de profesionales agrícolas, cuya formación debe estar acorde con los nuevos tiempos fuertemente marcados por la tecnología y la comunicación. Solo si tenemos recursos humanos capacitados podremos robustecer la agropecuaria dominicana”.