Diversos y amplios factores incidieron para que el hoy presidente electo del país, Luis Abinader obtuviera la victoria en primera vuelta el pasado 05 de julio. Su director general de campaña Roberto Fulcar, debe haber realizado en cuatro años, por lo menos diez mil reuniones políticas, entre estas, dosmil o tres mil de alto nivel estratégico.
A ese constante pero necesario reunionismo político-partidista, debemos agregar las reuniones en solitario con el candidato, otras con el candidato y su más íntimo círculo de trabajo. Pero también debemos contar cómo reuniones de trabajo político aquellas extensas conversaciones del candidato y su jefe de campaña durante el trayecto a pueblos, barrios y ciudades del interior del país.
Sin lugar a dudas, llevar al Palacio Nacional un nuevo inquilino por cuatro años es una tarea intensa, sofocante, y sumamente costosa para todos los seres humanos que han decidido emprenderla. Y cuando digo costosa, no solo me refiero a la inversión de recursos económicos, sino al costo en la calidad de vida de cada uno de los involucrados en el proceso.
En esta oportunidad el Partido Revolucionario Moderno y Luis Abinader corrieron con la suerte de contar con un significativo grupo de empleados de la administración pública que se asquearon del gobierno y del partido en el poder, facilitándoles por terceras vías, informaciones de alta sensibilidad política en las instituciones donde laboran hasta este momento.
Esas informaciones, vitales en cada etapa de la campaña, fueron provistas por personas valiosas, honestas, trabajadoras y comprometidas con el bienestar de su Patria, ante la depredación rampante que malos funcionarios del principado que acaba de concluir, cometían. Esos empleados que nadie puede identificar ahora, ni luego de concluido el gobierno Abinader, deben ser tratados con especial respeto y distinción por los funcionarios altos y medios, que a partir del 16 de agosto asumen la conducción del Estado Dominicano.
Ese riesgo que asumen tantos servidores del estado en sus puestos de trabajo, la mayoría de las veces no persigue un pago directo, ni una promoción laboral, mucho menos un reconocimiento público, tan solo desean un cambio de actitud hacia la honestidad de tanta gente que lo posee todo, y persigue conseguir más y de mala manera, con cargo a los fondos de la Nacion.
Como casi todo el país fue testigo durante el trayecto de la campaña electoral que concluyó el pasado domingo 05 de julio, los medios de comunicación análogos y digitales, radio, televisión, y las poderosas redes sociales, difundieron sucesivos y contundentes actos de corrupcion en la mayoría de las instituciones públicas. Denuncias soportadas en documentos oficiales de las instituciones dirigidas por malos dominicanos. Eso solo puede suceder cuando un servidor del Estado comprende que su lealtad a la Patria es más importante que su pago mensual.
Estimo que en algunos ministerios tan importantes como el de Obras Publicas, administrativo de la presidencia de la Republica, Procuraduría General de la República, Educación, y Ministerio de Salud, después de ciertas y contundentes denuncias, iniciaron cacerías de brujas entre los empleados responsables del control de inventario y trámites administrativos.
Aún bajo intensas presiones de carácter político y administrativo, los humildes pero valientes servidores estatales, hicieron que el flujo de denuncias fuera más intenso, preciso y claro, colmando la paciencia del pueblo dominicano. De manera decidida ya nada haría variar la actitud positiva de tanta gente buena que decidió por el país, y no de manera particular.
Sería de mucho agrado que a sólo cuatro semanas del cambio de gobierno, tanto el presidente electo, como su jefe de campaña, así como su entorno de mayor confianza, futuros funcionarios, líderes del nuevo partido de gobierno, y su militancia llana, comprendieran y reconocieran el rol fundamental que jugaron los empleados públicos del pasado gobierno en su triunfo.
Que quede bien claro en los funcionarios del próximo gobierno, que las victorias se alcanzan trabajando en equipo. Ese equipo de trabajo que empezó con Abinader y Fulcar hace cuatro años, jamás pensó que podrían contar con el trabajo eficiente de una parte significativa de los empleados públicos del saliente gobierno, para alcanzar la presidencia de la República.
Agustin Cortès Robles.
Julio 16, 2020.-