Como un gran parte de la Sociedad Dominicana conoce, obtener en este país y fuera de él, la Presidencia de la República es una tarea súper compleja que requiere la afinidad política de miles y miles de personas. Hay quienes sostienen la tesis, y creo que con sobrada razón, que mucho más complicado es seleccionar y designar de ese montón de buenos y malos gerentes que tanto esfuerzo ha dado para alcanzar tan Preciado logro, los colaboradores para el periodo de gestión determinado.
Esa realidad la está viviendo en estos momentos el presidente electo del país, señor Luis Rodolfo Abinader Corona, y la cúpula dirigencial del Partido Revolucionario Moderno. Colaboradores de todos los estratos y niveles sociales, militaran o no en el partido que ganó el poder político de la Nacion el pasado 05 de julio, desean aportar sus conocimientos científicos, creativos y técnicos al gobierno que se instalará el 16 de agosto próximo.
Dentro de esa masa laboral destaca un reducido grupo que por su cercanía con el candidato, hoy electo presidente de la República, durante cuatro o más años, entiende que merece los cargos más encumbrados de la cosa pública, y en consecuencia se les denomina funcionarios de alto nivel.
De esos amigos que el hoy electo presidente se acostumbró a ver todos los días en su casa o en los espacios de campaña, hay muchos que aun con estudios académicos certificados, harán gestiones excelentes, regulares y mediocres.
Ante ese inquietante panorama, la toma de posesión despejará muchas dudas, porque ese día se sabrá quienes quedan dentro y fuera de la dirección gerencial del estado. También es un buen momento para que el pueblo dominicano valore si la gestión del señor Luis Rafael Abinader Corona tendrá un buen semblante moral, por lo menos, en los primeros dos años.
Ahora, cabría preguntarnos: Introducirá cambios fundamentales el nuevo presidente cada cierto tiempo en la administración pública, o mantendrá durante cuatro años el mismo equipo de trabajo juramentado el día de la toma de posesión?
Aceptaran de manera armoniosa los colaboradores cercanos que no fueron juramentados el 16 de agosto esa decisión, o empezarán a crear situaciones indecorosas a su gobierno y su partido?
Entenderán de manera objetiva los primeros funcionarios designados, que deben ceder sus espacios laborales cada cierto tiempo para que otros amigos de dentro y fuera del partido los ocupen?
Y finalmente, se mantendrá la odiosa costumbre del gobierno anterior y otros, de mantener durante cuatro años en sus cargos a funcionarios ineptos, corruptos, y protectores de narcotraficantes?
Aunque él, su partido, sus cercanos colaboradores, y la militancia común y corriente del partido revolucionario moderno, no lo esperaban, su propuesta política encarnó los intereses y sentimientos de la sociedad. Esa sociedad está solicitando con méritos ganados, que ese partido y su presidente hagan un gobierno diferente a los de Leonel Fernández, Hipolito Mejía, y Danilo Medina.
Por si no se entienden todavía, el país demanda un gobierno de crecimiento, de desarrollo, de hechos, de realidades, no quiere otro de transición.
Para llevar a cabo una gestión gubernamental que redimensione las expectativas del país ante los nuevos retos locales, regionales y mundiales, el presidente electo va a necesitar del sacrificio consciente de sus más estrechos colaboradores. Tendrán que entender sin discusión alguna, que sus ilusiones de poder y brillo mediático no podrán ser complacidas tal cual se la plantearon íntimamente. En estos terribles momentos cuenta más preservar la salud de la Patria.
Ojalá el presidente que dice ser de todos los dominicanos, entienda la hora gris en que asume la conducción del Estado, y así se lo haga saber a cada uno de aquellos que entienden deben ocupar un cargo de importancia en la nueva administración gubernamental que inicia el 16 de agosto del año en curso.
Agustin Cortès Robles.
Julio 8, 2020.-
