AGUSTIN CORTES ROBLES
Dirigente Deportivo Nacional
Aspecto Clave
“RECUPERACIÓN, CONSERVACIÓN, Y EXHIBICIÓN DE NUESTRAS PROEZAS DEPORTIVAS”
En la última etapa de los ocho (8) años de gestión del Dr. Leonel Fernández en la Presidencia de la República, y Felipe Payano en el Ministerio de Estado de Deportes y Recreación, se construye una obra de especial condición para las actividades del músculo y la mente en el país: El Museo Nacional del Deporte. Lamentablemente, ambos funcionarios del estado en ese momento no garantizaron en su presupuesto de construcción su equipamiento, instalación museográfica, ni contrataron el personal especializado que en el lugar debía atender sus visitantes.
Esa instalación fue edificada, pienso yo, frente al Pabellón del Museo de la Fama del Deporte Nacional, precisamente para que una y otra unieran esfuerzo y voluntad en exaltar nuestras más emblemáticas figuras deportivas, a la vez que conservaban adecuadamente las proezas deportivas que habían dado como resultado esos merecidos reconocimientos en nuestros inmortales.
Para un país subdesarrollado como el nuestro, y con amplias limitaciones económicas en todos los renglones sociales, me sorprende que hallamos destinado más de sesenta millones (RD$64, 713, 704.42) para construir esa obra tan extraordinaria para conservar los grandes logros del deporte y los deportistas dominicanos, y la estemos dejando caer a pedazos por falta de habilitación institucional y mantenimiento.
Luego de Felipe Payano, dos ministros han ocupado el cargo. El primero, Jaime David Fernández Mirabal no mostró interés alguno en sus cuatro años de gestión, en poner en funcionamiento el indicado recinto. Todavía queda por ver si el actual Danilo Díaz Vizcaíno mantendrá esa misma posición, o si se animará a recuperar como parte fundamental de su gestión, un espacio de tanta importancia para la familia deportiva dominicana.
Favorablemente esa instalación deportiva fue construida con los recursos que generan los impuestos que meridianamente paga el Pueblo Dominicano. Después de construida corresponde al Ministerio de Estado de Deportes y Recreación, al Comité Olímpico Dominicano, al Ministerio de Turismo, a las Federaciones Deportivas Nacionales, a los Ayuntamientos de todo el país, al Ministerio de Cultura, al Ministerio de Educación, al Ministerio de Las Fuerzas Armadas, y al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, ponerlo a funcionar y garantizar su mantenimiento de manera permanente.
Cualquier lector, incluso muchos dirigentes deportivos, entrenadores, atletas profesionales, atletas olímpicos, podrían preguntarme o preguntarse, por qué incluyo tantas instituciones estatales y no-gubernamentales en un asunto que a simple vista sólo debe importar al Ministerio de Estado de Deportes y Recreación, y al Comité Olímpico Dominicano. De manera directa e indirecta todas tienen que ver con ésta edificación deportiva que de habilitarse en un tiempo prudente del año en curso, dignificaría la historia deportiva dominicana.
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Como deportista y ente activo de la sociedad dominicana, favorezco la construcción de la obra, lo que no comprendo es su total abandono por parte del sector deportivo Estatal y Olímpico del país. Ese es un reto que debe asumir cualquier Ministro Deportivo, conjuntamente con el Comité Olímpico Dominicano, Las Federaciones, Las Asociaciones, así como el esfuerzo de todos los clubes y ligas del país.
Luego de esa primera ola de esfuerzos, concitar la ayuda del Ministerio de Estado de Cultura, el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, Las Asociaciones de Cronistas Deportivos, y el siempre diligente sector industrial y empresarial del país.
El Museo del Deporte Dominicano no es una edificación del Distrito Nacional, ni de la Provincia Santo Domingo. Es una obra que corresponde a todo el país. En consecuencia, corresponde a la Sociedad Dominicana contribuir para ponerlo en funcionamiento y no dejar morir en los estantes domésticos de nuestros atletas, dirigentes y entrenadores, los trofeos, las medallas, placas, diplomas y reconocimientos que certifican la calidad continental y mundial de nuestro deporte y nuestros deportistas.
Resulta penoso pasar por el local de una Federación, Asociación, Club, Liga, y ver el hacinamiento en que se encuentran algunos reconocimientos que constituyen “Patrimonios del Pueblo Dominicano”. Allí no hay personal especializado para conservarlos en buen estado. La temperatura ambiente no es la más adecuada. Esa realidad se repite constantemente de disciplina en disciplina porque no hay una política de seguimiento a nuestras hazañas y proezas deportivas, criterio que debe partir del Comité Olímpico Dominicano, y del Ministerio de Estado de Deportes.
Algo sumamente diferente sería ir a contemplar nuestros lauros en una flamante edificación en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, con tres pisos de exhibición, totalmente ambientado, con un personal capacitado y uniformado para ello. Con una sala de exhibición videográfica y fotográfica. Con un espacio para charlas y conferencias. Con un laboratorio de limpieza y conservación de obras. Ese es el Museo del Deporte Dominicano en estos momentos, pero sin el personal, sin las obras y sin la museografía.
¿Para qué habilitarlo en estos tiempos? El Museo del Deporte Dominicano debe y merece ser habilitado por el Ministerio de Estado de Deportes y el Comité Olímpico Dominicano en primera instancia, porque allí deben reposar proezas deportivas tan enormes como las siguientes:
1- La medalla de oro del destacado deportista Petromacorizano, Amaury Cordero. Levantamiento de Pesas, Doce Juegos Centroamericanos y del Caribe, 1974.
2- La Medalla de Bronce del atleta Romanense Pedro Julio Nolasco. Boxeo, Juegos Olímpicos, Los Ángeles, 1984
3- El Trofeo del Centrobasket Masculino, medalla de oro, ciudad de Panamá, 1977.
4- El Trofeo de los campeones mundiales de beisbol amateur, Managua, Nicaragua, 1948.
5- Una gorra, una pelota, una camiseta de Juan Marichal.
6- El trofeo de campeón invicto del Clásico Mundial de Beisbol, 2016.
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7- Las insignias olímpicas que acreditan a Ramón Mateo como el Primer Gran Maestro Internacional de Ajedrez del país.
8- Nuestra Medalla de Plata en Voleibol Femenino, Kingston, Jamaica, 1962.
9- Crónicas, fotos y records de los primeros juegos nacionales del 1937.
10- Una franela, las zapatillas, las medallas de Félix Sánchez.
11- Franelas, trofeos, fotos y medallas de las Reinas del Caribe.
12- Fotos, records, placas de nuestros inmortales del beisbol norteamericano: Juan Marichal, Pedro Martínez, y Vladimir Guerrero.
¿Que tendrían que ver los Ministerios de Turismo, Educación y Cultura con el Museo del Deporte Dominicano? El Ministerio de Turismo sería altamente beneficiado, pues al habilitarlo, todos sus agentes, operadores y agencias de la especialidad, podrían incluir en sus ofertas un paquete que incluya la visita guiada al lugar, mercadeando las figuras de trascendencia deportiva internacional que posee el país.
El Ministerio de Educación, cuya estructura funcional incluye un área y una etapa deportiva de vital importancia en la niñez y la juventud dominicana, obtendría grandes beneficios, pues programaría visitas permanentes al museo de delegaciones de escuelas, liceos y colegios de todo el país, propiciando la formación integral de nuestros futuros profesionales.
El Ministerio de Cultura, por ser la entidad de mayor conocimiento científico y museográfico de la especialidad, daría soporte permanente al Museo del Deporte. Ese recuento pormenorizado de nuestros atletas, y sus grandes triunfos, da lugar a una extraordinaria recopilación de datos gráficos y literarios para el Archivo General de la Nación, que lo facilitaría a cronistas, investigadores, escritores, cineastas, medios impresos y audiovisuales para realizar publicaciones, o diseñar crónicas y reportajes. Personal de una u otra área podrían intercambiar experiencias para garantizar la recuperación, conservación y difusión de tan valiosa documentación.
¿Qué importancia representan los ayuntamientos del país, La Liga Municipal Dominicana y el Ministerio de Las Fuerzas Armadas para el Museo del Deporte Dominicano? Los Ayuntamientos y la Liga municipal Dominicana, son instituciones llamadas a promover el deporte y la recreación en sus respectivas comunidades. Su responsabilidad institucional les obliga a destinar recursos económicos y técnicos para fomentar la práctica deportiva. Ellos podrían unir esfuerzos para que el Museo se mantenga como una pieza clave dentro de su política de promoción y proyección deportiva. Además agregarían un espacio lúdico a sus munícipes.
El Ministerio de Las Fuerzas Armadas puede proveer el dispositivo de seguridad y los efectivos que cuidarían de manera permanente el lugar, tanto de noche como de día. Pero además, esta institución del Estado podría facilitar de sus filas el personal que el Ministerio de Cultura capacitaría para asumir las funciones de guías y técnicos ante los visitantes, así como los auxiliares para el montaje de exposiciones temporales y permanentes.
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En su estructura orgánica este Ministerio posee el Círculo Deportivo Militar, mecanismo atlético en el cual se han formado extraordinarias figuras deportivas nacionales. En ese museo se alojarían muchos de los galardones regionales, continentales y mundiales, obtenidos a nombre del país por hombres y mujeres de los institutos castrenses. Dada esa realidad, estamos casi seguros que su presencia en el Museo será de manera constante.
¿En qué beneficiaria la apertura funcional del Museo Nacional del Deporte al Comité Olímpico Dominicano, sus Federaciones, sus Asociaciones, Uniones Deportivas, Clubes y Ligas? La dirigencia olímpica de este tiempo debe saber que las proezas que obtienen nuestros atletas son los impulsos que motivan la inversión estatal y privada en el deporte. De hecho, resulta más fácil convencer patrocinadores en las distintas disciplinas, mostrando algunos de los lauros que en cada evento obtienen nuestros atletas.
Para llevar a cabo de manera eficiente esa labor mercadológica el Comité Olímpico y sus Federaciones, deben contar con la apertura y funcionalidad habitual del Museo Nacional del Deporte.
En ese lugar deben descansar cuanto antes todos los lauros extraordinarios obtenidos por nuestros atletas, dirigentes y entrenadores. En esos 1,837 metros cuadrados, convertidos en salones especializados, deben el Comité Olímpico Dominicano y el Ministerio de Estado de Deportes, colgar las mejores galas de nuestras glorias deportivas, para mostrar a empresarios, industriales, así como a mecenas nacionales e internacionales, que se motivarían a patrocinar una, dos, tres, o más disciplinas, o el deporte en sentido general.
Para conseguir que ese escenario cobre un cambio radical pero positivo en el menor tiempo posible, el Comité Olímpico Dominicano, con el empuje de sus Federaciones, Uniones Deportivas, Asociaciones, Clubes, y Ligas, debe motivar al Ministro de Estado de Deportes, y una parte significativa del sector industrial y empresarial del país, para que esa instalación que al parecer sólo estaba en la cabezas del Dr. Leonel Fernández y Felipe Payano, pueda empezar a funcionar en una fecha prudente del año en curso.
Para mi resulta inconcebible que el Lic. Danilo Díaz Vizcaíno, actual Ministro de Estado de Deportes y Recreación, no valore como parte de los logros significativos de su gestión, la puesta en funcionamiento de una edificación tan importante como esa para rescatar, preservar y difundir la memoria histórica del deporte nacional. Precisamente, Danilo Díaz que nace y se forma dirigente deportivo en una barriada líder del deporte dominicano, debe estar más interesado que yo, y otros deportistas, porque esa instalación empiece a dar servicios, porque allí la juventud de estos tiempos conocería los antecedentes fundamentales de la vida deportiva dominicana, y en ésta el Club Deportivo, Cultural San Lázaro, Inc., jugó un rol estelar.
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¿Puede el Museo del Deporte Dominicano, convertirse en un Organismo de Autogestión Económica? Casi todos los museos del mundo se conciben como organismos que se autogestionan económicamente. Considero apropiado sugerir esa misma metodología para implementarla en esta estructura que preservaría las glorias, y los hechos más significativos del deporte en el país. Incluso, casi todos los museos instalados desde los años setenta en la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, cobran o han cobrado una modesta suma económica al público por visitar sus exposiciones temporales y permanentes. Sabemos que esos mínimos recursos económicos, más bien simbólicos, no resuelven todas las responsabilidades administrativas del espacio, aunque ayudarian en algunos aspectos de su mantenimiento.
En el caso particular del Museo del Deporte Dominicano, una propuesta de autogestión comprendería el diseño e implementación de una estrategia mercadológica en común acuerdo con el Ministerio de Estado de Turismo, de manera que este forme parte de la oferta en dólares, o euros de nuestros paquetes de promoción turística anual. De esa forma tendrían el Ministerio de Estado de Deportes, y el Comité Olímpico Dominicano, una parte significativa de sus temores resueltos: Dinero.
Pero el Museo bien proyectado y mercadeado por un equipo de trabajo contratado por el Ministerio de Estado de Deportes y Recreación y el Gobierno Central, podría generar permanentemente fuertes sumas de dinero en dólares, pesos y euros. Tenemos grandes figuras del deporte mundial que podrían ceder sus derechos de ventas de franelas, tazas, gorras, llaveros, bultos, bolígrafos, calendarios, afiches, cd, DVD, libros, revistas, entre otros souvenirs, en beneficio de la apertura y estabilidad permanente del Museo Nacional del Deporte Dominicano.
El Ministerio de Estado de Deportes y el Comité Olímpico Dominicano, no pueden seguir con los brazos cruzados ante el deterioro de un activo de tanta importancia para el rescate, conservación y proyección de las más grandes jornadas deportivas del país, y los atletas que las han hecho posible. Tanto Luis Mejía Oviedo, como Danilo Díaz Vizcaíno, Presidente del Colimdo, y Ministro Deportivo, si ciertamente desean continuar fomentando el deporte dominicano, deben hacer un alto en el camino de sus respectivas gestiones, y mirar retrospectivamente lo que somos y hemos hecho desde 1937 hasta el presente.
Nuestros dos máximos ejecutivos del deporte nacional, no pueden continuar motivando en nuestros atletas, entrenadores, técnicos y dirigentes emplear su mayor esfuerzo físico y mental para obtener medallas, trofeos, placas, y reconocimientos en nombre de los colores patrios, si esos lauros estarán destinados a las salas, habitaciones, y cocinas de quienes las obtienen. Uno y otro deben unir voluntad política y económica para habilitar en el trayecto del año en curso, la más importante instalación del Deporte Dominicano en estos tiempos: El Museo Del Deporte Dominicano.