EFE
El Kremlin calificó hoy de “triunfo” el plebiscito sobre la reforma constitucional y consideró que el aplastante “sí” a favor de los cambios en la Carta Magna demuestra la confianza del pueblo ruso en el presidente Vladímir Putin.
“De modo unívoco es un triunfo. De hecho, se trató de un referendo triunfal que muestra la confianza en el presidente Putin”, declaró este jueves el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Según dijo, el nivel de participación y apoyo de la ciudadanía rusa a este proceso fue superior a cualquier pronóstico.
Peskov indicó que no existe una fecha concreta en la que los ciudadanos comenzarán a experimentar “los cambios positivos” que traería la reforma, pero dijo que se trata de “un futuro cercano”.
El portavoz del Kremlin aseguró que no se exigió a ninguna región rusa garantizar la participación de los ciudadanos en el plebiscito y que no se tomará medida alguna contra aquellas en las que la participación fue baja.
En el plebiscito participó el 67,97 % del censo electoral.
El criterio principal y fundamental de la consulta popular, añadió Peskov, “fue el de la limpieza y transparencia extrema de la votación”.
La reforma constitucional rusa, que permite al presidente, Vladímir Putin, optar a otros dos mandatos, obtuvo el apoyo del 77,92 % de los ciudadanos en el plebiscito, según informó este jueves la Comisión Electoral Central de este país.
Tras el escrutinio del 100 % de las papeletas, la autoridad electoral comunicó que solo el 21,27 % de los ciudadanos votó en contra de los cambios en la Constitución.
Aparte de allanar el camino para la posible permanencia de Putin en el poder más allá de 2024, la nueva redacción de la Constitución rusa incluye una serie de enmiendas – 206 en total – sobre cambios en la vida política y social del país.
Entre las modificaciones en la Carta Magna destacan la indexación anual de las pensiones de los rusos, la inclusión de Dios en la Constitución, el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, la prohibición de ceder territorio a otros países o la prevalencia de la ley fundamental sobre el derecho internacional.
