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Al final de una semana que según las advertencias de las autoridades sería el Pearl Harbor de esta generación, funcionarios de la Casa Blanca señalaron los indicios esperanzadores de que la propagación del coronavirus podría estar ralentizándose, aunque el presidente, Donald Trump, insistió en que no impulsará la reactivación del país hasta que sea seguro.
Al mismo tiempo, Trump dijo que el próximo martes anunciaría el lanzamiento de lo que llamó grupo de trabajo “Reabrir el país” para lograr ese objetivo.
“Quiero reactivarlo lo antes posible”, dijo en una conferencia de prensa el Viernes Santo, agregando que “los hechos van a determinar lo que haga”.
Con la economía tambaleándose y el paro al alza, Trump estaba deseando reactivar el país, lo que alarmó a los expertos en salud, que advirtieron que hacerlo demasiado pronto podría provocar un repunte de muertes que socavaría los esfuerzos de distanciamiento.
Pero el dirigente, que en su día señaló el Domingo de Pascua como la fecha en la que esperaba que determinadas partes del país pudiesen regresar al trabajo y a las iglesias, dijo que continuar escuchando a expertos como los doctores Anthony Fauci y Deborah Birx mientras considera la que describió como la “decisión más importante que he tenido que tomar nunca”.
Aunque “existen dos caras en cada argumento, no haremos nada hasta que sepamos que este país va a estar sano. No queremos volver al inicio y comenzar de nuevo”, añadió.
Las declaraciones de Trump se produjeron al término de una semana que las autoridades advirtieron que sería devastadora para la nación. Horas antes, la Universidad Johns Hopkins anunció que el número de decesos por coronavirus en todo el mundo había alcanzado una nueva marca: 100.000 personas. Esto incluye unas 18.000 en Estados Unidos, donde hay alrededor de medio millón de contagios confirmados.
Más del 40% de los decesos registrados en el país hasta el momento ocurrieron en el estado de Nueva York, que el viernes reportó otros 777 fallecidos. Pero también había indicios de esperanza. Las autoridades estatales dijeron que el número de pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos bajó por primera vez desde mediados de marzo. Las hospitalizaciones también se han ralentizado, con 290 nuevos admitidos por día frente a los más de 1.000 de la semana pasada.
Pese a que el creciente número de víctimas mortales es “horrible”, Trump dijo que “se está haciendo grandes progresos”.
“En medio de esta pena y dolor, estamos viendo claros signos de que nuestra agresiva estrategia está salvando incontables vidas”, dijo señalando a los modelos que ahora prevén menos muertos de los anticipados inicialmente para el país.
Expertos en salud han advertido sin embargo que si las restricciones se revocan demasiado rápido, los casos podrían volver a incrementarse, especialmente sin pruebas generalizadas para determinar quién podría ser un portador del virus.
En la mayoría de los pacientes, el COVID-19, la enfermedad causada por el virus, provoca síntomas leves y moderados como fiebre y tos, pero en otros, especialmente mayores y personas con enfermedades previas, puede derivar en neumonía e incluso en la muerte. Y las investigaciones muestran que se puede ser muy contagioso aunque no se muestren síntomas.