EL PAÍS
Fue de las primeras famosas internacionales en serlo sin tener oficio, aunque sí mucho beneficio. Rubia, con el aspecto más frívolo posible y un apellido que evocaba una fortuna que pedía a gritos ser derrochada en fiestas y artículos de lujo. Paris Hilton se convirtió en un personaje popular hace 15 años por ser simplemente eso, muy popular, lo que hoy se conoce como una socialité.
También por participar en el reality The Simple Life junto a su mejor amiga, Nicole Richie, hija adoptiva del cantante Lionel Richie. Un show en el que ambas visitan granjas y sitios similares, lugares de gente normal donde las dos niñas ricas intentaban saber lo que es trabajar.
En definitiva, la heredera del imperio hotelero fue pionera en lo que años después catapultar al estrellato a Kim Kardashian, y fue precisamente esta última la que ha puesto la atención del mundo de nuevo sobre Paris. La esposa de Kanye West, y becaria de Paris en su día además de amiga, invitó el pasado abril a Hilton a un baby shower, una fiesta de bienvenida para su cuarto hijo, y la etiquetó en la correspondiente foto. Paris Hilton volvía así a la vida pública, de la que había estado retirada durante tres años, reseñó EL PAÍS.
Lo último que se supo entonces es que preparaba un disco mientras ejercía de DJ en Ibiza. Aquello quedó aparcado y París entró en un periodo de decadencia en su fama y fortuna. La it girl más famosa de todos los tiempos, que se declaró a sí misma como inventora de los selfies, de repente cayó en los rankings de popularidad y también en los de ingresos, como el que elabora la revista Forbes.
La máquina de hacer dinero a base de posar, sonreír y hacer que pinchaba música había tocado techo. Lo que parecía un retiro para centrarse en su vida ha terminado por ser un descanso que tampoco fue fructífero en lo personal, ya que su relación con el actor Chris Zylka no terminó en boda sino en ruptura. París guarda de su último noviazgo, además de los recuerdos, un anillo de compromiso de 1,7 millones de euros.
Hoy sigue sin encontrar la estabilidad amorosa pero su discurso es otro. Mientras ultima el lanzamiento de un documental sobre su vida, muestra su lado más sensible y vulnerable sobre algunos de los episodios más polémicos de su vida, como el inolvidable escándalo de su vídeo sexual.
Una cosa fue de la mano de la otra. Como antesala del estreno del documental, Paris Hilton ha dado varias entrevistas en las que ha hablado de sus momentos más duros. En 2003 su expareja filtró un vídeo en el que ambos mantenían relaciones sexuales en un hotel de Las Vegas, que se convertía en uno de los primeros virales de la historia de Internet.
Recientemente confesó que pensó en suicidarse cuando las imágenes vieron la luz. El recuerdo de aquel trago le ha servido para hacer un guiño al movimiento MeToo, y presentarse como una víctima del machismo. “Si aquello hubiese pasado hoy, yo no sería la mala, y el vapuleado hubiera sido él”, afirma. No ha resultado ser la heredera que todos esperaban, ya que tras la muerte de su abuelo Barron la familia solo heredó el 3% del imperio. Pero no necesita hacer caja. Como empresaria, Paris sigue funcionando y hoy tiene 19 líneas de productos con su nombre, en las que asegura implicarse completamente en el proceso de fabricación.