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domingo, diciembre 22, 2024

Leve aumento en el ritmo de jonrones a pesar del derrumbe de rojos y verdes .

De lectura obligatoria

Brenda Guerrero
Brenda Guerrero
Periodista

Peter O’Brien comenzó la jornada de ayer con el doble de cuadrangulares (8) que el trío que lideró la liga el torneo pasado (Juan Francisco, Junior Lake y Rainel Rosario), con su compañero taurino Yamaico Navarro (5) como principal amenaza.

La única ocasión en la que la novena romanense ha tenido representación en la cabeza de jonrones al final de la campaña fue en la zafra 1991-92 cuando Julián Yan y Kevin Koslofski terminaron igualados con el estrellista Francisco Cabrera y los escogidistas Sammy Sosa y Gerónimo Berroa, con cuatro.

En el torneo Carlos Morales Troncoso se anota 8.1 carreras por encuentro, casi una vuelta más que en la pasada versión (7.2), un curso donde el número de batazos de cuatro bases lleva un ligero ritmo para terminar con la mayor cantidad de los últimos cuatro torneos, aunque lejos de lo que se pegaba un lustro atrás.

Antes de la jornada del martes, cuando se había disputado 129 de los 150 choques de la serie regular (86% del calendario) los seis equipos estaban combinados para 109 vuelacercas, una media de 0.84 por desafío.

De mantenerse ese ritmo se pegarían 126. Tanto en los campeonatos 2017-2018 como 20018-2019 volaron las verjas en zona fair de los cinco parques 119 pelotas, una media de 0.79 por partido. En la zafra 2016-2017 se tocó fondo con solo 92, para 0.61.

Son totales y medias que quedan lejos de lo ocurrido durante cuatro campañas en fila, a principio de la década, cuando el asistente a un partido tenía garantía de ver al menos una pelota salir del estadio. En la 2012-2013 se topó techo con 212 bambinazos, 1.41 por encuentro.

Antes de iniciarse el torneo, la liga aprobó que los equipos guarden las pelotas en una zona ambientada con aire acondicionado por un tiempo en el día, una medida que busca conservar más la textura de las esféricas.Comportamiento

Los Toros que van encampanados en la punta del torneo ya doblan los bambinazos que pegaron la temporada pasada. Son 22 contra 12, restándole siete partidos.

Si bien han disputado 21 choques en su casa, ha sido en los parques Quisqueya y Julián Javier donde han llegado la mayor cantidad de batazos de los dirigidos por Lino Rivera, con seis.

Águilas (26 contra 19) y Licey (20 vs 19) también ya superaron sus números de la contienda 2018-2019, mientras que Estrellas (10 contra 20) y Escogido (13 contra 25) se pueden quedar con menos de la mitad del curso anterior. Los Gigantes (18-24) también tienen un saldo negativo.Paraíso e infierno

El Cibao es tierra fértil no solo para encabezar la producción agrícola del país, sino también para los jonroneros.

En Santiago se han disputado 21 partidos y van 28 pelotas puestas “amarillitas” como diría Santana Martínez. En 22 encuentros en el Julián Javier, Orlando Méndez ha “perdido la conexión” con 26 pelotas.

En el Quisqueya van 30, pero en 43 encuentros, con los Leones a la cabeza (7).

El Francisco Micheli retiene por otra campaña el cuco para los bateadores. Allí solo van seis cuadrangulares y para Escogido, Estrellas, Gigantes y Licey ha sido imposible sacar una pelota, en 18 partidos jugados allí. Solo el aguilucho Ronny Rodríguez la ha sacado como visita, el 30 de noviembre, para romper el empate en el octavo, en el triunfo 3-2. Los otros cinco palos llegaron de jugadores taurinos.

Un descenso considerable con respecto al torneo pasado cuando 16 pelotas fueron enviadas a la zona de los rieles del tren, de acuerdo a Beisboldata.com.

En el Tetelo Vargas van 19 esta campaña.

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