Una semana después de ser electo Presidente de la República, Luis Abinader proclamaba a la Nación que su gobierno tendría el auxilio vital de treinta y una mujeres, responsables de la gobernación civil de cada provincia. Esa información provocó impacto en la sociedad, motivando en medios y comunicadores una revisión hemerográfica sobre el tema.
Ese descenso a las fuentes archivisticas de la Nacion arrojó un saldo positivo en torno a esa decisión política, pues el Dr. Joaquin Balaguer hizo algo parecido en su primera gestión de gobierno en 1966, designando 26 féminas como representantes del poder ejecutivo en cada provincia del país.
Historiadores, sociólogos, analistas políticos y dirigentes partidistas del siglo pasado y del presente coinciden en que fue una estrategia política de Balaguer para habilitar un canal de contacto directo con las masas, cuyo disgusto con el régimen era muy evidente. Aunque no en la misma proporción del 1966, las mujeres siempre aparecían en buen número en ese cargo durante los doce terribles años de gobierno del partido reformista.
Debemos reconocer que el viejo Caudillo sacó capital político a esa medida, pues esas damas fungían de mediadoras entre las familias de cada localidad para liberar jóvenes rebeldes en destacamentos policiales y fortalezas militares. Incluso daban seguimiento al comportamiento de estos, facilitándose becas de estudios y empleos en ciertas dependencias estatales, de modo que moderarán su actitud hacia el gobierno.
En ese mismo espacio de las gobernaciones provinciales, las gobernadoras hacían las veces de extensión de la cruzada de amor y el plan social de la presidencia de la República. Como recuerda todavía una gran parte de los sobrevivientes dominicanos del siglo veinte, Doña Emma Balaguer de Vallejo era el más activo medio de contacto de los gobiernos de su hermano con un segmento importante del Pueblo Dominicano.
Ante la propuesta que hoy retoma y presenta al país el Presidente electo sobre ese procedimiento gubernamental del siglo pasado, diversas inquietudes han llegado a las salas de redacción de los medios de comunicación, a reuniones familiares, a tertulias formales e improvisadas, para interpretar con cierta objetividad el meta mensaje ( si existe) que el mandatario desea llevar al subconsciente de la sociedad.
Entre muchas, destacan las siguientes:
Serán estas damas el brazo político del Presidente y el partido de gobierno en cada provincia?
Valoró el presidente electo la habilidad e incidencia de la mujer en sus respectivas provincias durante la campaña?
Confía el primer ejecutivo de la Nacion en la capacidad intelectual y política de las mujeres de este tiempo como para hacerlas partícipes de primer orden en la conducción del Estado?
Revisó y valoró de manera positiva Luis Abinader ese antecedente que implementó el Dr. Balaguer al asumir su primera gestión de gobierno en 1966?
La sociedad dominicana, todavía respira los aires del comportamiento machista en casi todos sus estamentos políticos, sociales y culturales. Cierto es que hemos dado pasos positivos tras la superación de una actitud que en gran medida retrata nuestro perfil de país subdesarrollado ante el mundo. Todavía debemos continuar haciendo esfuerzos de manera sistemática para abolir una conducta que afecta el desarrollo de la mujer, pero a la vez el crecimiento sostenido de la Nacion en su conjunto.
Me inscribo en el grupo de hombres del país que cree y confía en el talento de la mujer para derribar fronteras. En aquellas que se han ganado el derecho y el respeto para dirigir empresas públicas y privadas, en las que su capacidad intelectual o creativa les ha hecho merecedoras de premios y reconocimientos. Creo en aquellas emprendedoras que soñando un proyecto de nación, han formalizado sus empresas para darnos bienes y servicios de producción nacional.
En mi ya largo trayecto de vida he tenido la oportunidad de trabajar y convivir con mujeres valiosas del país y el mundo que con sus acciones han dejado huellas positivas a su derredor. Como muchos de ustedes he visto y leído el alto potencial de mujeres que por méritos propios han alcanzado los mas relevantes espacios políticos, sociales, y económicos de sus respectivas naciones y de organismos internacionales.
En esa apreciada convivencia de criterios me satisface contar con el ejemplo laboral y creativo de las Maestras Universitarias María del Pilar Domingo, Olga Espinal, Mabel Artidiello, Angela de León Navarro, Enma Polanco, Evarista del Carmen Matias, Ana Dolores Guzman de Camacho, Altagracia Diaz Belliard, Angela Caba, y María Isabel Martinez.
Fuera del contexto universitario admiro el trayecto laborioso de Alicia Ortega, Nuria Piera, Altagracia Salazar, Milagros Ortiz Bosch, Edith Febles, Doña Mary Pérez de Marrancini, Mercy Jáquez, Cecilia Garcia, Rhina Ramírez, Milagros German, Angela Carrasco, entre otras prestantes damas nacidas al son del Mar Caribe.
Con la decisión que adopta el presidente electo sobre la designación de treinta y una mujeres al frente de las gobernaciones provinciales no innova, pero impacta ante un pueblo que espera demasiado para una gestión de cuatro años. Si Luis Abinader desea hacer un gobierno de progreso como prometió durante la campaña electoral, teniendo como base operativa un numeroso equipo de mujeres, todos debemos sugerirle que no las elija bonitas ni feas, ni ricas ni pobres, del campo o la ciudad, el presidente electo debe nombrar en esos espacios verdaderas ejecutivas y facilitadoras de las más apremiantes necesidades de sus pueblos. Con acceso directo y constante a su despacho.
Ellas pueden hacer una labor fabulosa en esos cargos, pero el presidente tendrá que crear las condiciones humanas, materiales y físicas para ello. Deberá darles el peso gubernamental y político que nunca les dio Balaguer, y que no les ha dado ningún otro presidente a esos cargos, los ocupe una mujer o un hombre.
La experiencia que hemos vivido una gran parte de los habitantes del siglo veinte, y todos los del siglo veinte y uno, es que el grupo de personas que ocupa las gobernaciones provinciales cobran mensualmente un cheque sin hacer ninguna gestión en su provincia.
Si el presidente electo nombra mujeres emprendedoras como las señaladas anteriormente, deberá tener muy presente que ellas no están acostumbradas a cobrar un sueldo sin trabajar, y pondrán sus cargos a su disposición en el menor tiempo posible.
