Los 73,913 votos que obtuvo el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) en las pasadas elecciones presidenciales lo colocan al borde de un precipicio político, porque alcanzar solo un 1.80% de los votos empequeñece su valor en la contienda electoral, y en futuras coyunturas que demanden negociaciones entre la clase política.
Ese resultado es demoledor, si se toma en cuenta que en los comicios presidenciales de 2016 esa organización obtuvo 259,396 sufragios, para un 5.62%, lo que le permitió mantenerse en el exclusivo club de los partidos mayoritarios.
En las elecciones del pasado 5 de julio el PRSC llevó como candidato presidencial al expresidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo, y también pactó alianzas con el Bloque Institucional, el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano, la Fuerza Nacional Progresista y el Partido de Unidad Nacional.Pero ese descenso en la preferencia del electorado no es la única dificultad que enfrenta ese partido presidido por Federico Antún Batlle, sino también la fragmentación de su dirigencia que, en cada proceso electoral, actúa a partir de sus propios intereses desoyendo las posturas de la cúpula.
Eso quedó evidenciado la semana pasada cuando el PRSC expulsó a 39 miembros porque apoyaron candidaturas ajenas al pacto electoral que tenía con otras organizaciones.
Un partido bisagra. Con el deceso hace 18 años del expresidente Joaquín Balaguer, líder y fundador del PRSC, ese partido desanda el camino de la fragmentación.
Su cúpula no ha podido cohesionarse para volver a ser una opción de poder; todo lo contrario, ha preferido aliarse con otras fuerzas mayoritarias para ser la bisagra, la llave que otros necesitan para alcanzar la Presidencia de la República, o para ellos conseguir puestos en el Congreso Nacional y las alcaldías.Publicidad
Bajo ese esquema, en las elecciones congresuales y municipales de 2006 el PRSC estableció la “Alianza Rosada”, un pacto político con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para que este apoyara sus candidaturas en diez demarcaciones.
Cuatro años después, en 2010, las negociaciones tuvieron otro norte: con Carlos Morales Troncoso como presidente, ese partido participó en las elecciones congresuales y municipales aliado parcialmente con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Y para las elecciones presidenciales del 2012 el salto fue mayor: le endosaron todo su respaldo a Danilo Medina, candidato presidencial del PLD.
Ese apoyo dio sus frutos, pues en el Gobierno de Medina se le otorgaron puestos importantes a la militancia reformista cercana a Morales Troncoso, quien además fue designado como canciller de la República.
Para los comicios del 2016 la brújula política del PRSC dio otro giro: bajo la presidencia de Antún Batlle se firmó un acuerdo con el recién creado Partido Revolucionario Moderno (PRM), al que apoyó en el nivel presidencial, y a cambio recibió el respaldo para 12 senadurías, 50 diputaciones, 50 alcaldías, 85 distritos municipales y 3 diputaciones al Parlamento Centroamericano.
Liderazgo sin germinar. Hasta la muerte de Balaguer, el 14 de julio de 2002, el PRSC solo giraba en torno a ese caudillo que gobernó el país en dos períodos de 12 y 10 años, y que dirigió ese partido tan a su imagen y semejanza que el liderazgo no germinó.
De hecho, aunque en las elecciones presidenciales del 2,000 Balaguer carecía de condiciones físicas para enrumbarse en un proceso electoral, por el deterioro de su salud, con 94 años participó en esa contienda en la que resultó ganador Hipólito Mejía, del PRD.
Tras la muerte del legendario caudillo, el PRSC solo ha participado en dos elecciones presidenciales con candidatos propios: en 2004 con Eduardo Estrella y 2008 con Amable Aristy Castro.
Ahora que sus resultados electorales revelan una desconexión con amplios segmentos de la sociedad, el PRSC tiene el desafío de recomponerse y cohesionar todas sus franquicias.
Por : Leonora Ramírez