Millones de dominicanos se involucraron en los dos procesos electorales recientemente celebrados en el país. El primero de ellos, materializado el 15 de marzo, tenía como propósito elegir los síndicos, vice síndicos, y regidores. El segundo, realizado el 05 de julio, buscaba renovar la alta dirigencia política del país. En esa contienda civilista obtendría la Nacion los nuevos nuevos diputados, senadores, y sobre todo, el presidente y la vicepresidenta para el período 2020-2024.
Concluido el proceso comicial, resulta prudente valorar un segmento poblacional que mira a la Nacion desde el exterior. La denominada Diaspora se hizo sentir y de qué manera los últimos cuatro años de gestión gubernamental. Esa población indignada y sufrida por los atropellos a que son sometidos sus familiares y amigos en el país y el exterior, entendió temprano que en este proceso electoral no solo debía mandar los recursos económicos que mes tras mes salvan la honra de la familia ante la sociedad.
Activistas y militantes de los diversos partidos representados en Estados Unidos, España, Suiza, Italia, Panamá, Alemania, Francia, Puerto Rico, y otras naciones hermanas, se propusieron edificar a sus familiares y amigos sobre la importancia de inmiscuirse en los afanes políticos-partidistas para incidir en un cambio radical a lo interno del poder gubernamental de la Nacion.
En esa vital estrategia que urgía concientizar una sociedad dormida ante los desmanes cometidos por los gobiernos de los últimos 24 años, encabezados por Leonel Fernández, Hipólito Mejia y Danilo Medina, juega un rol de suma trascendencia la Diáspora Dominicana asentada en la ciudad de New York.
Su espíritu rebelde no escatimó esfuerzos para decirle en su cara a funcionarios y ex-funcionarios, así como a candidatos, activistas, y recolectores oportunistas de recursos, de visita en la gran urbe, las tropelías que desde sus relumbrantes cargos, posiciones políticas y mediáticas, cometían en contra del desarrollo sostenido del país.
Ese equipo humano de patriotas en New York, con su ejemplo contundente, logró incidir en los dominicanos residentes en Boston, New Yersey, Miami, Puerto Rico, Canadá, España, Suiza, Panamá, Alemania y Francia, de forma que hablaran con cada familiar en la Patria Amada y les inculcarán la necesidad de llevar a cabo un cambio total de autoridades. Eso ocurrió meridianamente, porque los informes electorales desde Europa, llegados en horas de la tarde al país, el domingo 05 de julio, daban cuenta de una clara tendencia al cambio político.
En estos últimos ocho años de pésima gestión gubernamental, la Diaspora tomó la acertada decisión de hacer valer los grandes aportes que en dólares y en euros envía mensualmente a sus familiares. Esos recursos que se ven dispersos, pero que al ser calculados fríamente por economistas, y expertos en la materia, representan más del 8% del producto interno bruto en el presupuesto general de la Nacion.
Justo resulta destacar que durante los años 2018 y 2019, el aporte total de eses recursos, alcanzaron la cifra de 6 mil cuatrocientos noventa y cuatro millones de dólares respectivamente, según informes del banco mundial y el banco central del país. Producto de ese envío constante de divisas, nuestro país ocupa el tercer lugar de los países remesadores en el continente. Esos recursos en dólares y euros, llegan en un 77.5 % de Estados Unidos, un 9.5% de España, y el resto procede de Italia, Haití, Suiza, Puerto Rico, Panamá, Alemania, Francia, y Canadá.
Esa población residente en el extranjero, conformada por más de 2 millones, 500 mil ciudadanos aproximadamente, se cansó de la petulancia de los funcionarios locales, y aquellos que en nombre del país ocupan embajadas, consulados, oficinas de comercio y turismo fuera de este. Ningún gobierno de estos últimos 24 años ha valorado más allá de los cuartos que envía la Diaspora al país, el esfuerzo y sacrificio que tantos hombres y mujeres llevan a cabo en territorios inhóspitos del mundo, por necesidad familiar y patriótica.
El nuevo gobierno que será juramentado el próximo 16 de agosto, presidido por Luis Rodolfo Abinader Corona, debe mandar una clara señal de respeto, admiración, y orgullo hacia tanta gente que con profunda nostalgia vaga por el mundo con su bandera, con su escudo, con su pelota, y con su merengue en el Alma.
Agustin Cortès Robles.
Julio 11 de julio, 2020.-